Una nueva tragedia enluta a una familia hondureña, luego de que Blanca Lidia Donaire Guerrero, de 35 años, fuera asesinada con arma blanca en la comunidad de Ocotes Caídos, municipio de Esquías, departamento de Comayagua.
De acuerdo con informes preliminares, la mujer habría sido atacada por su pareja, quien presuntamente le infirió múltiples heridas con arma blanca, provocándole la muerte en el lugar. Tras cometer el crimen, el sospechoso huyó de la escena y hasta ahora se encuentra prófugo.
El cuerpo de la víctima fue trasladado a la morgue capitalina, donde sus familiares llegaron a reclamar sus restos con profundo dolor e indignación. El hecho ha causado conmoción en la comunidad y reaviva la preocupación por los altos índices de violencia contra la mujer en el país.
Según el Observatorio de la Violencia de la UNAH, con este caso ya suman al menos 122 mujeres asesinadas en lo que va del año 2025, una cifra alarmante que evidencia la urgencia de fortalecer las políticas de prevención, protección y justicia ante los femicidios en Honduras.
Honduras experimentó en 2024 una significativa reducción en su tasa de homicidios, que descendió a 25.3 por cada 100,000 habitantes, según datos del Observatorio de la Violencia de la UNAH.
Esto representa una caída considerable frente a los 34.5 registrados en 2023, lo que equivale a casi 800 muertes menos entre un año y otro. En total, se reportaron 2,565 homicidios en 2024, mientras que en 2023 la cifra fue de 3,356. No obstante, el país sigue encabezando la lista de los más violentos de Centroamérica.
El caso de los femicidios es igualmente alarmante. Aunque la tasa bajó a 4.8 por cada 100,000 mujeres en 2024, siguen ocurriendo crímenes atroces. Hasta febrero de 2025, ya se habían reportado 25 muertes violentas de mujeres, lo que refleja una violencia estructural aún sin resolver. Organizaciones feministas han advertido sobre la falta de protección estatal y la impunidad que sigue reinando en estos casos.
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